Usted inventó en mi corazón unos labios delgadísimos
encima un beso, dos besos y esas manos
que hacen leña de la falda caída.
¡Ay! señor mío, mi señor, mi sueño mío.
Yo quisiera poner riendas a la pasión
pero la muerte está tan de repente.
Sus uñas son la osamenta de la luna
dedos de cirujano: (Doctor, usted es un artista
cuando abre mis labios y con hilos de humo
surce en ellos bordados de saliva)
Su habilidad dejó en mi rostro una sonrisa:
cicatriz de sus dedos de fuego al rojo vivo
sobre esta herida, que de tanto doler
ya ni me duele.
(de En boca de otro, editorial Xilote, junio 1996)
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