Benigna blasfemia de tu lengua
cabeza de avestruz en mitad de mi carne
bizarra timidez puesta en escena
aquiétate un poquito en esta oscuridad
que me hace humilde, humildita, humaldita
Resígnate al placer
deja que el humo ocupe tu cabeza
Mira cómo te prestas mórbido y delicado
impúdico divino
indefectible
eterno
Asciendo a la cumbre
Cuando el sol amanece
miro bajo mis pies las nubes
los árboles son gente
(de En boca de otro, editorial Xilote, junio 1996)
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