domingo, julio 24, 2005

Me enajena ese punto de luz petrificado

hundiéndose en el pozo de los éxtasis

Una serpiente se desliza íntimamente

sus rasgos son gestos insaciables

dóciles bestias con poder enigmático

equilibristas al borde del espasmo

Irreflexiva soy más que mis versos

En el reflujo del abrazo

decanto entre los labios tu mirada potable

Tus huellas dactilares son laberintos

por donde camino tiritando de frío o de no sé qué

pillo de grandes garras como demonio hambriento

Quema mi carne tu ofrenda

mi carne que es hierba de monte

Sobre la ceguera en que me encuentro

sobrevive el prodigio de tus dedos

Y a veces soy tan poca cosa

tan honorablemente pequeñita.

Yo ya no tengo a veces dónde echarme a morir.



(de
En boca de otro, editorial Xilote, junio 1996)

Estamos lejos

Usted en su capelo de virtud

con laboriosa fatiga de asceta sabandija

en el ático de la memoria

escondido para verme desnuda

Destino de perro viejo

La estufa es un remedo del calor de mi brazos

La reuma ataca su corazón

Recuerdo

Su sombra masoquista lo persigue

se somete a su carne

y testigo presencial del proceso

de descomposición de su gallarda

inteligencia,

testimonia lo que fuí

Estamos lejos

La epidermis de su sueño

se fascinó con mis besos

Usted era la flor del pensamiento

Estamos lejos

y usted tan desvalido

con nadie que lo ayude a

enfrentarse con su espejo.




(de En boca de otro, editorial Xilote, junio 1996)

Usted era ternura que no existe en estas latitudes,

inteligencia de estrella

suavidad de grito penetrando el silencio,

pereza del corazón sin oídos para el canto

inocencia de carnicero.

Domingo que desprecia los otros días de la semana

Odio de patrón de víctima

Odio sin retorno.

Glotón de doncellas.

púrpura grito explotaba en su garganta.

Era lunes y quería ser domingo

por-todos-los-diablos-domingo.

Usted tenía una generosidad de puta

saliva infectada de lujuria,

humilde pie de erótico dibujo.

Era modesta luna escondida en las nubes

y qué paciencia de polvo que será montaña.

Usted era fuego-hielo

hogar-casa vacía.

aguased, tortillahambre, horrorabrazo.

Era usted mi raíz de vello púbico,

humedad en mis ropas interiores

pliegue de mis entrepiernas,

sonrisa en las niñas de mis ojos;

antigüedad en biblioteca.

Era usted café recién tostado, olfato.

Mi padre y mi hijo.

Mi maestro.

Mi alumno.

Y ahora es la abstinencia

del olvido.





(de
En boca de otro, editorial Xilote, junio 1996)

¿Cómo meterme en tu piel sin desollarte?

Satisfacer tu hambruna y no quedar

a mordidas mutilada

Levantar el vestido muy arriba

de mis piernas y seguir siendo la niña

la mujer el papalote en vuelo y planear

en círculo sobre tu vientre

esperando el nacimiento del deseo

Fondeo en tu mirada de animal

dientes de fuego y alas de algodón

Nocturno sediento morirás de insomnio

Entonces ¿cómo me podrías amar sin sueños?





(de
En boca de otro, editorial Xilote, junio 1996)

Benigna blasfemia de tu lengua

cabeza de avestruz en mitad de mi carne

bizarra timidez puesta en escena

aquiétate un poquito en esta oscuridad

que me hace humilde, humildita, humaldita

Resígnate al placer

deja que el humo ocupe tu cabeza

Mira cómo te prestas mórbido y delicado

impúdico divino

indefectible

eterno

Asciendo a la cumbre

Cuando el sol amanece

miro bajo mis pies las nubes

los árboles son gente

que corre a su trabajo


(de En boca de otro, editorial Xilote, junio 1996)

Usted inventó en mi corazón unos labios delgadísimos

encima un beso, dos besos y esas manos

que hacen leña de la falda caída.

¡Ay! señor mío, mi señor, mi sueño mío.

Yo quisiera poner riendas a la pasión

pero la muerte está tan de repente.

Sus uñas son la osamenta de la luna

dedos de cirujano: (Doctor, usted es un artista

cuando abre mis labios y con hilos de humo

surce en ellos bordados de saliva)

Su habilidad dejó en mi rostro una sonrisa:

cicatriz de sus dedos de fuego al rojo vivo

sobre esta herida, que de tanto doler

ya ni me duele.



(de En boca de otro, editorial Xilote, junio 1996)

Polvo de estrellas unta

con dedos suaves sobre mis piernas.

Miro de pronto el universo.

Un cometa.

La cantidad de infinitos en cada sueño.

Un planeta de cristal se rompe en mi cabeza

y voy de regreso

a la realidad y sus enredos.





(de En boca de otro, editorial Xilote, junio 1996)

domingo, julio 03, 2005

Ya casi no me acuerdo

pero lo conocí con su ambiciosa necedad

de trastocarlo todo

de transformarse en todo

destruirse

Bastaba su ternura -inocente mirada

de ácido nítrico sobre placa de cobre-

Por eso mi corazón, lata oxidada

está tan carcomido (se ve rete bonito

como un cuadro de Tapies y además

todavía sirve).

Oigame usted apenas lo recuerdo

como si nuestras escenas en la alcoba

hubieran sido un delicadísimo grabado

al aguatinta.




(de
En boca de otro, editorial Xilote, junio 1996)

I

Traes el recuerdo de la luz

a mis ojos cerrados.

Por un túnel de nubes

llevas mi pudor desnudo

hasta la última estación

de la cordura.

Haces de mi cuerpo

un infinito acariciable

y eres la sombra de mis sueños.

Yo soy la que te ve volar

y la que vuela...

cuando me dices Sí.

II

Huelo todo el sudor

amarillo del averno

Me siento al filo del azar

y pienso:

¡qué poco de verdad

tiene la vida! . . .

cuando me dices No.





(de
En boca de otro, editorial Xilote, junio 1996)